jueves, 17 de febrero de 2011

Energía nuclear: otra vuelta de tuerca.

Aunque tarde y a trompicones, como nos tiene acostumbrados, parece que al Gobierno le ha entrado cierta cordura en lo que a materia energética se refiere. Tras años de enfocar el tema energético en función de colores políticos, enrocándose, por razones ideológicas y electoralistas, en una anacrónica postura de rechazo frontal a las energía nuclear, el Ejecutivo ha acabado apoyando una enmienda de CiU y PNV a la Ley de Economía Sostenible para posibilitar que se alargue la vida de las centrales más de 40 años. Será el Consejo de Seguridad Nuclear quien valore la conveniencia o no de prolongar el ejercicio de las centrales nucleares, teniendo en cuenta, además, la evolución de la demanda y la protección radiológica. Los criterios técnicos y económicos parecen ir abriéndose paso frente a los políticos.

El Ejecutivo de Zapatero ha entendido -por fin- que las decisiones en una cuestión de tanta importancia como la energética no se pueden tomar basándose en demagógicos planteamientos ideológicos propios de una izquierda trasnochada. Por más mala prensa que tenga la energía nuclear, prescindir de ella es hipotecar gravemente nuestro futuro energético, ya que nos obligaría a depender aún más de la importación de energía de otros países —nuclear, por cierto en el caso de Francia. No hay que olvidar —y este es uno de los mayores lastres de nuestro modelo productivo- que la dependencia energética exterior española es mucho mayor que la de otros países de la Unión Europea, algo muy peligroso teniendo en cuenta el encarecimiento del petróleo y la posibilidad de que se produzcan problemas de abastecimiento a nivel mundial.
La energía nuclear es barata, segura y limpia y, además, hoy por hoy supone un 18% de la que se produce en España, un porcentaje que por el momento no podría ser sustituido por las energías renovables. Por otra parte, los ecologistas más serios y más preocupados por el cambio climático consideran que la potenciación de la energía nuclear es necesarios y urgente. Para empezar, el cambio de la postura del Gobierno podría afectar al cierre de Garoña, previsto para 2013, aunque los informes técnicos le avalan por lo menos diez años más de funcionamiento. Lo que sí asegura es la supervivencia del resto de los ocho reactores nucleares que funcionan en España, ya ninguno de ellos cumplirá la cuarentena hasta pasado 2020.




En mi opinión me parece correcto que alarguen el funcionamiento de las empresas nucleares durante unos cuantos años más y espero que no se cierren nunca ya que la energía nuclear es barata, segura y limpia.



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